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Eugenia De Rossi y Jessica Visotsky escribieron para ANRed
Daniel Solano era un joven guaraní de 24 años, oriundo de Tartagal (Salta) y en noviembre del 2011 desapareció en Choele Choel (Río Negro). En esta desaparición hay implicación policial, empresarial y judicial y el caso tiene 25 causas conexas por otras desapariciones y muertes de trabajadores norteños, trata de personas, narcotráfico, estafa laboral y corrupción empresarial, entre otras.
Entre junio y octubre en la zona del Alto Valle y Valle Medio del Río Negro, los trabajadores de la fruta (conocidos como trabajadores golondrinas) hacen raleo, cosecha y poda en la actividad frutícola. Son miles que año a año migran temporalmente allí para realizar estas tareas; en su mayoría pertenecen a comunidades indígenas y muchos de ellos son analfabetos o hablan en sus lenguas originarias.
Daniel Solano tenía estudios secundarios y percibió que los estaban estafando con la paga, a él y a sus compañeros de Agrocosecha, la empresa que tercerizaba trabajadores a la trasnacional Expofrut Univeg Argentina (uno de sus directivos es el actual embajador argentino en Estados Unidos, Fernando Oris de Roa). Daniel comenzó a reclamar, a exigir y organizarse con sus compañeros y fue desaparecido en la madrugada del 5 de noviembre de 2011”.
Gualberto Solano viajó a buscar a su hijo en 2011 y desde entonces permaneció acampando en Choele Choel. Murió en febrero de este año 2018.
El 1° de agosto el Tribunal de General Roca (Río Negro) dictará sentencia en el juicio que se lleva adelante a 7 policías de Río Negro acusados por “desaparición forzada seguida de muerte”: Sandro Berthe, Pablo Bender, Juan Barrera, Pablo Albarrán Cárcamo, Pablo Quidel, Diego Cuello y Héctor Martínez.

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